martes, 16 de diciembre de 2014

pérdidas microscópicas



recuerdo, que tras  sentir mucho dolor, un día, mientras recogíamos los troncos para encender la chimenea y resguardarnos de la oscura y fría tarde de invierno en las montañas, una sensación nueva creció en mi vientre. crecía, y crecía, pasando de dolor, a tirantez, como si empezase alguien a inflar un balón en mis entrañas. No podía tomar bocado, porque sencillamente, no cabía, y llegó el punto en que me costaba mucho respirar... coger aire era un suplicio, y tuve miedo.

pero recuerdo cuando el miedo en realidad llegó, cuando a la mañana siguiente, durante el humeante desayuno, a solas y en silencio, dejé de sentir. Como si toda esa batalla que se había estado librando hasta ahora, hubiera terminado. Quién habría ganado, me preguntaba...

a partir de entonces, sentí mucho miedo. más que miedo, sentí vacío, sentí pérdida, sentí, silencio.

podemos detectar cosas tan diminutas? podemos sentir duelos microscópicos..? al día siguiente, mis lágrimas no podían parar de brotar... creo que puedo contestar afirmativamente a estas preguntas...



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lunes, 15 de diciembre de 2014

silencios de piel y hueso

hoy mi cuerpo, es lo que es.

ha dejado de ser un sistema de datos, de ser transformación, para regresarse a sí.

hoy mi alma, regresa a su propia ópera de paisaje.

hoy de nuevo estamos él y yo a solas.

descansamos sobre el mármol lleno de agua, flotando sobre las dudas que se evaporan con el bao que se desvanece sobre la luz de las velas... la cabellera se mece sobre mi espalda, mimando mi piel... mis oídos se sumergen para sentir vivos mis latidos, volvemos a confirmar que hay un latido, solo uno, pero fuerte y luchador, sigue acompañándome a su compás perfecto. enmaraño mis manos entre esa cabellera que danza lentamente y las dejo bailar con ella... cómo se mueve todo bajo el agua, en silencio y despacio... sumergida siento cada parte de mí, me reconozco, los oídos ponen distancia a la ópera que sale de mi teléfono colocado sobre una toalla, con los ojos abiertos puedo ver el tintineo de las velas, turbio, lejano y desenfocado... vuelve a haber el no tiempo. hoy mueren los esfuerzos para sencillamente, dejarse llevar sin más.
abro el telón de este íntimo escenario... con la intención de compartir mis excusas, con quien desee coger una butaca y sentarse junto a la mía... y desde el respeto, compartir aventuras y desventuras... por lo menos, algunas las dejaré libres de sombras. En ciertos momentos, siento desamparo, y me encuentro leyendo las valientes que cuentan sus historias, y me hacen sentir... menos sola en las batallas... y quiero colaborar en ello, como pueda. No me expreso como gustaría, porque rehuso leer, así es que, me expreso mundanamente y como puedo...
mi vientre hoy vuelve a estar vacío de vidas, pero no de contaminación, pero hoy le doy un descanso, la batalla ha sido dura, y le honro.  me emociona pensar en la máquina tan preciosa que me sostiene. No hablo de un aspecto superficial, sino del engranaje que esconde mi corteza... estoy aprendiendo a comprender, como cada célula, cada hueso, cada pálpito, forman una poesía singular, la mía. De mi cuerpo brotan desconocidos enemigos que se empeñan en fundir y deformar mis entrañas, pero él, rehusa dejarse vencer... 

Miro al cielo, ese manto de estrellas, y veo la de deseos que quedan por hacerse realidad. Cada estrella fugaz que atisbes, es uno menos, no uno más... así que me quedan constelaciones enteras, hasta que... llegues a mí, y las contemplemos juntos... y te contaré cómo nos encontramos al fin, en ese paisaje infinito y tan inmenso... pido uno, un deseo, y es que un día, te quedes conmigo, aquí en mi piel, para contarte todas las historias hermosas que aún conservo en mi corazón...

entre estrellas, vivas y muertas desde hace siglos, dejo unos puntos suspensivos con el parpadeo esperanzador de la ópera que sale de mis toallas y me brinda una danza hermosa y exhausta.



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