martes, 16 de diciembre de 2014

pérdidas microscópicas



recuerdo, que tras  sentir mucho dolor, un día, mientras recogíamos los troncos para encender la chimenea y resguardarnos de la oscura y fría tarde de invierno en las montañas, una sensación nueva creció en mi vientre. crecía, y crecía, pasando de dolor, a tirantez, como si empezase alguien a inflar un balón en mis entrañas. No podía tomar bocado, porque sencillamente, no cabía, y llegó el punto en que me costaba mucho respirar... coger aire era un suplicio, y tuve miedo.

pero recuerdo cuando el miedo en realidad llegó, cuando a la mañana siguiente, durante el humeante desayuno, a solas y en silencio, dejé de sentir. Como si toda esa batalla que se había estado librando hasta ahora, hubiera terminado. Quién habría ganado, me preguntaba...

a partir de entonces, sentí mucho miedo. más que miedo, sentí vacío, sentí pérdida, sentí, silencio.

podemos detectar cosas tan diminutas? podemos sentir duelos microscópicos..? al día siguiente, mis lágrimas no podían parar de brotar... creo que puedo contestar afirmativamente a estas preguntas...



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